Me aburro. Estoy aburrido. Vivo aburrido. Me aburro de aburrirme.
Todos los días me aburro. Me levanto, desayuno, me pongo el uniforme y ya estoy aburrido. Pensando en la cárcel, en ese infierno que me atormenta día y noche: el colegio.
Mis padres me prometieron que en el colegio aprendería cosas y empecé contento. De hecho, todavía, después de 10 años, empiezo cada curso contento, pensando “Este año aprenderé cosas”. Empiezo motivado “voy a aprender, voy a aprender”, pero entonces nos dan los libros de texto, los abro y ¡vaya!, es lo mismo que el año pasado, y que el anterior, y que el anterior.
Es posible que al final si consiga aprender algo nuevo, pero es tan lento, que no me doy cuenta. Es como ver crecer a los árboles. Sabes que están creciendo, pero a un ritmo tan lento que es imposible verlo a simple vista.
De hecho…
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